Me dolió mucho cuando perdí todo en mi negocio hace algún tiempo atrás…
Mis ahorros, los activos, tener que despedir empleados y no ver ventas en el horizonte. La situación me generó mucha incertidumbre, tristeza, enojo y preocupación… un cóctel de emociones bastante complejas de asimilar.
Aunque tengo el hábito de abordar mis emociones o retos personales en sesiones terapéuticas porque lo considero muy sano, esta vez no quería abrir mi corazón, quizás la vergüenza y tristeza que tenía era algo que me tenía como bloqueado.
Pero tuve que aprender que aunque en algún momento había sabido iniciar y liderar un negocio, ahora era tiempo de sacudirme, reflexionar y sobre todo actuar con prudencia y sabiduría.
¿Que sigue? ¿Como me reinvento? ¿Busco un empleo? ¿Que van a pensar los demás? todas esas y otras preguntas me atormentaban cada día y noche, hasta que por fin logré recodar algunos principios que yo mismo había enseñado a otros emprendedores hace algún tiempo atrás.
Recordé que si por alguna razón la vida nos lleva a un punto de crisis en el negocio, es necesario hacer un inventario de activos de lo que somos y tenemos a nuestro alcance, ya sea material o inmaterial.
Como en mi caso ya me había quedado con casi nada a nivel material, me tocó hacer la lista pensando en lo que yo era en términos profesionales, académicos y de experiencia.
Para mi sorpresa, cuando empecé a escribir la lista se hizo larga respecto a lo que recordaba de mi mismo. No había sido claramente consciente de que sabía tantas cosas y de la experiencia que tenía.
Al escribir esta lista de activos, posiblemente se activó un proceso terapéutico de desahogo y reflexión. Inclusive llegué a pensar por mis creencias, que era Dios quien me estaba recordando lo que era y lo que podía hacer.
También me di cuenta que aunque ya no tenía las mismas energías que antes, pues ahora tenía la experiencia y madurez que al inicio no tuve.
La verdad, ahora podía ver con claridad, motivación y entusiasmo una nueva forma de volver a comenzar y así fué.
Inicié no solo un nuevo negocio, sino varios. Poco a poco con lo que sabía hacer y apoyándome en personas que creían en la visión de lo que quería emprender, logré salir adelante.
Muchas veces olvidamos lo que somos y sabemos, quizás porque cuando somos los “jefes” o “dueños” casi nadie nos lo dice o reconoce.
Hacer un inventario de lo que soy y de lo que sé hacer muy bien, me sacó de donde estaba y logré salir adelante.
¿De qué hago un inventario? estos puntos quizás te puedan ayudar:
- Que estudios tengo
- En que cosas soy bueno
- En que áreas me he desempeñado muy bien
- Que cosas materiales tengo que son o pueden convertirse en activos
- Que contactos tengo que me pueden ayudar a abrir puertas
- Con cuáles empresas o profesionales me puedo aliar para sacar mi producto/servicio
- A quienes me puedo acercar para aprender e inspirarme de ellos
Si por alguna razón estás o te toca estar en una situación similar, me encantaría que un ejercicio así pueda ayudarte a salir adelante como lo hizo conmigo.
Recuerda lo que eres, lo que sabes y lo que te llevó a llegar a donde has llegado en distintos contextos.
Se vale tener reveses, obstáculos y caídas, pero una vez logras tener claridad dando los pasos correctos, algo puede suceder y ayudarte a salir de donde te encuentres.
Un abrazo!
David F.